lunes, 14 de abril de 2008

A guisa de coda

El Festival de Málaga ha apostado por una cierta renovación. De las películas a concurso que componían la Sección Oficial de esa muestra, la ganadora de la Biznaga de Oro, Tres días, del cordobés Francisco Javier Gutiérrez, es, sin duda, la que presenta la forma y el fondo más originales. Sobre un planteamiento apocalíptico, la fotografía de Tres días tiene un tratamiento novedoso en el contexto del cine español. Su argumento se beneficia, además, de una acertada combinación de géneros tan dispares como el thriller, el terror e, incluso, el drama.
El debutante Francisco Javier Gutiérrez, que cerró en la edición 2007 del Festival el acuerdo con las productoras andaluzas Maestranza Films y Green Moon, toma como referentes a títulos clásicos: La noche del cazador, La matanza de Texas y, quizás sin proponérselo, a No es país para viejos.
También hay que reconocer la originalidad argumental y la valentía del guión de Todos estamos invitados, galardonada con la Bizanaga de Plata y otros dos galardones del palmarés más. Su director, Manuel Gutiérrez Aragón, se acerca a la violencia terrorista desde el punto de vista de los amenazados.
Dos veteranos profesionales del cine, Jaime de Armiñán y Silvia Munt, se han marchado de Málaga con varios premios en sus maletas y una película producida con escasos medios, Un novio para Yasmina, puede haber encontrado, tras alzarse ganadora en la Zona cine, una vía para su circulación.
La fiebre adolescente desatada por la presencia de Miguel Ángel Silvestre, también premiado por su fugaz interpretación en Zhao, ha puesto una nota frívola de tan alto voltaje en esta edición que, junto a otros desajustes organizativos y el elevado número de convocatorias, debería suscitar alguna reflexión entre los responsables de una muestra que, sin embargo, deja un buen recuerdo entre los visitantes y anfitriones.
Otra cosa es el número de asistentes a las funciones, que no aumenta, y la calidad de la proyección, que en ciertas salas deja que desear, pero esos son males endémicos del cine español que ningún festival puede curar.

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