miércoles, 2 de abril de 2008

Una loba centenaria



Nadie la domesticó. Fue capaz de denunciar a su propio jefe, él mismísimo Jack Warner, y le plantó cara a William Wyler durante el rodaje de La loba después de que éste la dirigiese en una trinidad sagrada del melodrama junto a Jezabel y La Carta.
Sus disputas con Joan Crawford en la filmación de ¿Qué fue de Baby Jane? dieron lugar a todo tipo de leyendas y maledicencias. Lo que queda hoy de ella, ya centenaria, son sus formas transgresoras, lo poco que le importaba traicionar los vicios de estrella o convertirse en la más horrible del reparto si el personaje lo exigía.
La loba quiso que la odiásemos, pero era tan buena, tan buena que no pudimos evitar quererla.

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